Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español, ha sido objeto de fuertes críticas debido a lo que muchos consideran ataques a la libertad de prensa y una estrategia de control sobre los medios de comunicación en España. Durante su mandato, varias acciones y propuestas del gobierno han suscitado preocupaciones sobre la autonomía de los medios y la libre expresión en el país.
Uno de los aspectos más controvertidos ha sido la intención de Sánchez de implementar un plan para controlar los medios de comunicación. Según se informa, este plan incluiría medidas como la creación de un organismo para vigilar y sancionar a los medios que difundan lo que el gobierno considere «desinformación». Esta iniciativa ha sido vista por muchos como un intento de coartar la libertad de prensa bajo el pretexto de combatir las «fake news».
En este sentido, la relación del gobierno con los medios digitales que no comparten su ideología ha sido tirante. Sánchez ha mantenido una postura beligerante hacia estos medios, especialmente aquellos que son críticos con su administración. Se ha informado de presiones y amenazas veladas contra periodistas y medios digitales, lo que ha llevado a una creciente tensión entre el gobierno y el sector de la prensa independiente. Asociaciones de prensa como la APM han denunciado también el abuso por parte de los políticos del gobierno de ruedas de prensa sin preguntas o con cuestiones limitadas y previamente pactadas con los periodistas.
Financiación desequilibrada
Otro punto de preocupación ha sido el tratamiento preferencial hacia ciertos medios de comunicación. El Gobierno de Sánchez ha sido acusado de otorgar subvenciones millonarias a medios afines a su ideología política, lo que genera un sesgo en la cobertura mediática y margina a los medios críticos. Recientemente, se reveló que el gobierno destinó una subvención de 100 millones de euros a estos medios, lo que ha generado fuertes críticas y alimentado las sospechas de un intento de manipular la información pública.
En contraposición a esta práctica de otorgar dinero a medios aliados, destaca la propuesta de una ley para retirar el financiamiento a los medios que difundan bulos, que ha sido otro punto de controversia. Esta medida, aunque presentada supuestamente como una forma de proteger al público de la desinformación, podría ser utilizada para castigar a los medios que critiquen al gobierno o que publiquen información incómoda para el poder. La vaguedad en la definición de «bulo» y la falta de criterios claros sobre qué constituye desinformación han generado temores sobre la posibilidad de que esta ley sea utilizada como una herramienta de censura.
Control de medios
El control del gobierno sobre RTVE, la televisión pública española, también ha sido criticado. Bajo la administración de Sánchez, se ha señalado que el gobierno ha incrementado su influencia sobre los contenidos y la gestión de este medio, lo que ha llevado a cuestionamientos sobre la imparcialidad y la independencia editorial de RTVE. Estas acciones son vistas como parte de una estrategia más amplia para consolidar el control sobre la narrativa mediática en el país.
Sumado a esto, la campaña mediática orquestada por el Gobierno socialista la encabeza el grupo PRISA, que posee algunos de los principales medios de comunicación en España, ha sido otra de las tácticas utilizadas por Sánchez para influir en la opinión pública. Este grupo ha sido criticado por su alineamiento con las políticas gubernamentales y por la forma en que maneja la información, lo que ha generado una falta de confianza en la objetividad de sus reportajes y artículos.
En resumen, las acciones y propuestas del gobierno de Pedro Sánchez respecto a los medios de comunicación han generado un debate profundo sobre la libertad de prensa en España. La combinación de control estatal sobre los medios públicos, la manipulación de subvenciones, la legislación propuesta contra la desinformación y la presión sobre los medios críticos han alimentado el temor de que la democracia española esté en peligro. Esta situación requiere una vigilancia constante y un compromiso renovado con los principios de la libertad de expresión y la prensa libre.