Imagen: Paiporta tras el paso de la DANA-Eva Muñoz (Reuters)
Desde los primeros días tras la tragedia, tanto especialistas como autoridades sanitarias señalaron cual iba a ser el problema sanitario más frecuente provocado por los estragos de la DANA: las infecciones gastrointestinales por contaminación bacteriana. Ayer la Consejería de Sanidad de la Comunidad Valenciana informó de los primeros casos en Paiporta y Benetússer, la zona cero de la catástrofe. Por ahora, no es un brote, pues para serlo se requiere la aparición de varios casos durante dos o tres días en un lugar específico, pero puede convertirse en uno muy pronto.
Las inundaciones provocan contaminación de las aguas debido al arrastre de aguas residuales y estiércol. Estos residuos contienen bacterias como Escherichia coli, Campylobacter, Shigella y Salmonella, patógenos que pueden provocar infecciones gastrointestinales graves al contaminar agua y alimentos. Lejos de mejorar, la situación se irá agravando con el paso de los días.
«No es por beber el agua estancada, obviamente no es algo que se le vaya a ocurrir a nadie, sino por ingestión de alimentos contaminados, por salpicaduras accidentales al recoger agua y barro, que facilitan la entrada de las bacterias en el organismo a través de las mucosas, o por contaminación de ropa», señala Rafael Toledo, catedrático de Parasitología de la Universidad de Valencia al diario La Razón.
Otro de los factores que agravan la proliferación de bacterias es la presencia de mascotas en la calle. «Los animales beben del agua contaminada y hacen sus necesidades en ella, generando más riesgo de infecciones. Además, es muy importante separar bien las basuras de las aguas residuales», explica.
Recomendaciones de las autoridades sanitarias
Las medidas de protección son las que ya han indicado las autoridades sanitarias: uso de mascarilla ffp2 o N95 y de guantes (y desecharlos frecuentemente), lavar siempre cara y manos con agua y jabón preferentemente, pero si no se puede, con gel hidroalcohólico, principalmente antes de comer; usar gafas de protección; llevar ropa que cubra la mayor parte del cuerpo; y calzado adecuado, como botas de agua de caña alta.
Otra de las recomendaciones clave para evitar la proliferación de bacterias es cuidar y mantener la limpieza de los suministros de distribución de agua para que esta no se contamine y la gente pueda utilizarla para ducharse o para otros usos. «Esto corresponde a las autoridades», explica Toledo.
Respecto a los cuadros de gastroenteritis que pueden aparecer por agua o alimentos contaminados, el Ministerio de Sanidad detalla cuatro tipos de menor a mayor gravedad: aguda leve, aguda grave (diarrea con sangre, con productos patológicos, con deshidratación y acompañada de fiebre alta), ictericia aguda (caracterizada por la coloración amarillenta de la piel y de las mucosas) y, por último, sospecha de leptospirosis (fiebre más dos de los siguientes síntomas: escalofríos, cefalea, mialgias, erupción, inyección conjuntival, ictericia, miocarditis, fallo renal u otras manifestaciones hemorrágicas).
Ante la sospecha de un cuadro de los tres últimos tipos, «es aconsejable acudir lo antes posible a un centro sanitario», recordó ayer el responsable de Salud Pública del Ministerio, Pedro Gullón.