Michael Gracey debutó con su primera película en 2017, El Gran Showman, un espectáculo musical inolvidable con mucho corazón y un reparto estelar, desde Hugh Jackman, Zac Efron e incluso Michelle Williams. Esta obra musical arrasó también con su recaudación, logrando más de 400 millones de dólares con un presupuesto de 84 millones. La película fue muy querida por la audiencia, con una calificación altísima entre el público y más dispar entre los medios. Fue increíble, no lo podemos negar.
Mucho se habló del siguiente proyecto del cineasta tras ese gran éxito, y efectivamente, siete años después, y con varios años de desarrollo y producción, ha llegado su último trabajo titulado Better Man, que apunta sin duda a ser otro éxito, aunque en este caso más de crítica que de taquilla.
Esta nueva propuesta nos cuenta la historia del famoso cantante de pop y compositor Robbie Williams. Lo más chocante de todo es que lo hace desde la perspectiva de un mono, ya que el protagonista de la historia es un simio. Sí, lo que estáis leyendo es un simio. ¿Pero cómo es posible esto? Lo primero es que, obviamente, el mono está hecho con efectos visuales CGI y realmente se ve genial. Recordará mucho a los simios de la saga El Planeta de los Simios, pero la gran pregunta que surge es: ¿cómo que el protagonista es un simio y no el propio actor o un actor que interprete al artista? Vamos, lo que sería lógico en cualquier biopic musical, como vimos, por ejemplo, en Rocketman con Elton John, interpretado por Taron Egerton, o la famosa Elvis, con una grandísima interpretación de Austin Butler.
La decisión artística de que Robbie Williams sea un simio, según el propio actor y director, es básicamente primero hacer algo diferente y, segundo, separarse de los biopics musicales comunes que hemos visto. Querían hacer algo muy alocado que dejara boquiabierto al público, y lo han conseguido. Pero no solo eso, pega a la perfección con cómo es y ha sido Robbie Williams, alguien que siempre se ha sentido diferente a los demás y que le ha costado encajar en muchos momentos de su vida. Es una lectura psicológica de cómo él se ve con los demás, representarlo con un simio que puede tener muchas emociones en el rostro, reflejar ternura a la vez que crueldad, reflejar buen rollo a la vez que ser distante. Es un acierto total. Aparte, cuando terminas de ver la película, entiendes mejor aún la decisión narrativa que rodea lo del simio.
¿Otro acierto del artista y director?
Sí, sí, y por favor, sí. El cineasta vuelve a darnos una grandísima película, y el artista, con la elección del simio y su historia, vuelve a sorprendernos en una película absolutamente increíble de principio a fin.
Better Man es una lección de vida. Más allá de la película de regodearse en los éxitos de Robbie Williams, de lo que ha conseguido, de su talento, de los discos que ha vendido, de su repercusión en la música, se centra en su personalidad, en su vida personal, en sus problemas, sus errores, su vida familiar y lo que significa para él. Ese es el mayor acierto de esta obra cinematográfica. No es la típica obra musical de artista que hemos visto 100 veces antes. Todo lo contrario, es una obra con una fuerza en la narración, en su trasfondo y en los problemas del artista relatados, con una originalidad y una puesta en escena impresionante que te deja deslumbrado de principio a fin. El acto final es increíble, mágico, con un clímax narrativo y una canción mítica que se usará, que dejará al borde de las lágrimas. No tengo ninguna duda.
Robbie Williams se une a la banda de Take That con solo 16 años y se convierte rápidamente en una de las mayores estrellas del pop de su generación. Pero mientras su carrera se dispara, su vida se convierte en una montaña rusa emocional. Entre los altibajos de la fama y las dudas sobre sí mismo, lucha contra su adicción a las drogas y sus crisis personales. Al borde de un colapso total, Robbie debe decidir si destruirse a sí mismo o reunir el valor para enfrentarse a sus demonios interiores. También será clave su padre y su familia, el vínculo con su abuela y el afecto de su madre, una parte emocional muy marcada en la película con momentos claves para su historia.
La puesta en escena es increíble, el vestuario está muy trabajado, la fotografía es estupenda y tiene ciertos planos que te dicen mucho de cómo se siente el personaje en momentos determinados. Son dos horas y diez minutos de película que se pasan volando. Su ritmo es acelerado, no te deja respirar y, desde luego, emocionalmente es una montaña rusa de emociones. Quizás, ya que todo lo que digo es altamente positivo, vayamos con los puntos menos destacados o mejorables. Creo que en momentos importantes de la vida del personaje, se sienten demasiado abruptos y se cuentan demasiado rápido. Ha faltado una pequeña pausa o mejor contexto de consecuencias narrativas. Un ejemplo es cuando conoce a una chica de la que se enamora, en un momento delicado de su vida. Toda esa parte apenas dura 10 minutos y pasan muchísimas cosas. Algunas las tienes que sobreentender, otras darlas por sentadas y otras no se terminan de definir correctamente. Bien es cierto que, en el acto final de la película, entiendes esta clase de decisiones narrativas por el mensaje que el artista y director te han querido transmitir, pero una cosa no quita la otra y creo que algunos momentos confusos, rápidos, demasiado ágiles, podrían haberse enfocado de forma diferente.
Aún así, dentro de lo que pretende la obra y el viaje musical y psicológico, veremos momentos determinantes para la psicología del personaje, sus problemas con las drogas y sus inseguridades reflejadas en escenas originales que te dejarán boquiabierto. La definición de la película es una musical inigualable. Dudo que vayamos a ver algo de semejante envergadura y con este atrevimiento. Es más, aunque no os gusten los musicales, es una historia tan personal y lección de vida tan grande que es posible que este caso sea una excepción. Es solo un consejo mío. No podíamos empezar el 2025 mejor con ya una de las grandes películas de este año, un viaje de un artista que, pese a su narcisismo, sigue siendo un genio donde los haya, dejando otra huella más, en este caso, en el cine para la posteridad.
