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8 Jul 2024
8 Jul 2024
EN VIVO

Hamlet, por Vladímir Putin

Imagen de SGV Vector

“Putin está logrando convertir Rusia en una tragedia, pero Shakesperiana, de esas en las que acaban todos muertos”

Cada día parece que nos despertamos con una nueva noticia sobre la muerte de un activista ruso. Se está empezando a convertir en una costumbre, parece, el tener diariamente que citar en el periódico un nuevo caso de muerte extraña de los opositores.

Y a ver, que no diré yo que el Vodka no pueda sentarles mal a algunos, o que el frío de Siberia no resulte terrible, pero cada vez resulta más difícil creerse las excusas del Kremlin sobre las muertes repentinas. Vamos, no se había visto una serie de catastróficas desdichas absolutamente sin relación desde ese suceso conocido como la “Noche de los cuchillos largos”.

Lo cierto, pese a las bromas, es que ya es imposible seguir creyendo al régimen de Putin, más aún si se confirma la muerte del piloto Maxim Kuzminov, que habría recibido aparentemente 5 tiros en el pecho. Si consiguen hacer pasar eso por una muerte natural, seguiré sin creérmelo, pero estaré genuinamente impresionado.

La sucesión de muertes de opositores ha convertido aún más, si cabe, a Rusia en un régimen de terror. Donde los opositores ya no sólo sufren el ostracismo y la injuria, sino que mueren de forma sistemática. Al final va a ser cierto eso de que a Putin le gustaba que en la intimidad le llamasen Zar.

Los niveles de brutalidad que ha alcanzado su régimen parecen ya inauditos. La invasión a un país como Ucrania, la desaparición de opositores y, seguro que dentro de no mucho, empezarán a descabezar a ramas enteras del ejército en nombre de conspiraciones. O de catarros mal curados que, parece ser, tras lo de Navalni, una de las excusas que más gusta.

Esta política sólo puede conducir a un lugar, al mismo al que siempre han ido este tipo de gobiernos. A la guerra y la muerte de sus ciudadanos. A perder definitivamente la oportunidad de convertir Rusia en una potencia. Ahora el país se parece más a los tártaros, las hordas mongolas del este, que al imperio construido por los Romanov.

Rusia es en la actualidad un retrato grotesco no sólo de lo que podía ser, sino de lo que fue. Una representación cruel de una comedia muy mala. Hace mucho que ha dejado de tener gracia ver esta función y los rusos ya no son curiosos personajes que bailan tecno con una botella de vodka en chándal, sino un pueblo sometido por un tirano. Rusia es ahora una tragedia, pero de las Shakesperianas, de esas en las que acaban todos muertos.  

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