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8 Jul 2024
8 Jul 2024
EN VIVO

Los «Perrijos»

La decadencia de una sociedad con tanto miedo al compromiso que prefiere los perros a los hijos

Este fenómeno es genuinamente curioso. El de un grupo de personas, a veces solas o a veces en pareja, que deciden no tener hijos. Hasta ahí supongo que bien, pero el problema reside en el extraño sustituto. Una mascota.

Unas personas que deciden adoptar a un perro- o un gato, en su defecto- y formar su vida como si ese pobre bicho, atacado con furia con jerséis y gorros, fuese su hijo. Un ejercicio de enajenación por miedo al vacío.

Y no nos confundamos, esta decisión si es voluntaria, pero desde luego no está apoyada por la libertad. Es una adopción por el miedo; a la soledad y a la responsabilidad al mismo tempo.

Personas, pobres ellas, que su miedo a la soledad les obliga a tener algo con lo que llenar sus horas. Fingir que han tenido una familia y que sus acciones vitales sirven para más que para ellos mismos. Humanizando a un pobre bicho que, desde luego, sufre de sobre manera siendo agarrado como un bebé y tratado como tal. Dejen al pobre perro en paz.

Y se puede preguntar uno: ¿Si tanto quieren una familia por qué no la tienen? Pues igual, por miedo. En este caso, miedo a la responsabilidad. Y es que una sociedad como la nuestra, individualista en su peor acepción, el deseo es la última frontera. El punto en el que cualquier otro aspecto queda subsumido. El abismo y, como todos sabemos, cuando miras al abismo, este te devuelve la mirada.

Una sociedad tan preocupada por hacer lo “que quiera”, que el hecho de tener que atarse con una familia le resulta aterrador, aunque sea lo que lógicamente desee. Por desgracia, la libertad de actuación se ha convertido no en una capacitación, sino en una cadena. El tener que poder hacer siempre lo que quieras destruye la posibilidad de rechazar ese mismo derecho. El hacer lo que quieras ya no es algo positivo, sino una lacra que impide construir una vida verdadera y plena. Atándose, construyendo y dedicando tu atención no sólo a los placeres inmediatos. Tener un hijo, plantar un árbol. Cualquier cosa menos ponerle jerséis a un perro.

Citando a Pedro Herrero, es necesario en estos tiempos ser un “faminazi”, un defensor a ultranza de la familia.  Ya no sólo desde un punto de vista conservador, porque sin eso no existe la sociedad, sino desde un punto de vista puramente humano. Hay que liberarse del individualismo extremo y hedonista para ser verdaderamente un individuo.

Cásense. Tengan hijos y familia sin miedo a perder la libertad. Porque sólo así, pudiendo hacerlo sin miedo, se puede ser libre.

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1 comentario en “Los «Perrijos»”

  1. Tremendo artículo, como siempre Señor Director.
    Al final, están casados con su propio miedo y sueñan que son libres. Yo solo sé que a un niño llega un punto que no le tienes que recoger las heces y verlo crecer, desde luego puede dar más orgullo que el que Rex te dé la patita o se siente.

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