Imagen: Miembros de las Fuerzas Democráticas de Siria desfilan durante el primer aniversario de la liberación de Raqqa, el 27 de octubre de 2018. (Reuters)
Los enfrentamientos entre las milicias kurdas y proturcas en Siria han sido especialmente duros desde el pasado fin de semana alrededor de la estratégica zona de la presa de Tishrin, donde se han saldado con la muerte de más de un centenar de combatientes de ambos bandos, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). Desde el pasado 27 de noviembre, el día que se inició la ofensiva que acabó con Bashar Al-Assad, una coalición de milicias sirias proturcas con base en el norte del país lleva a cabo su propia campaña militar contra contra la Administración Autónoma Democrática del Norte y Este de Siria (AANES), dominada por facciones kurdas, que se ha cobrado ya la vida de más de 300 personas.
Las fuerzas proturcas capturaron las localidades de Manbij y Tel Rifat al inicio de la ofensiva, aunque casi a diario se producen incursiones y contraofensivas por parte de ambos bandos cerca de Kobane, una ciudad que se convirtió en el símbolo de la resistencia kurda contra el autodenominado Estado Islámico (ISIS).
Estos enfrentamientos de las últimas semanas han sido impulsados por Ankara, que considera a las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS) una extensión del PKK, el grupo kurdo insurgente en Turquía. Recientemente, el presidente de este país, Recep Tayyip Erdogan, ha lanzado numerosas amenazas a las milicias turcas, a las que tacha habitualmente de “terroristas”. Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores turco Hakan Fidan ha sido claro al respecto en declaraciones recogidas por Al Jazeera: “Es una cuestión de tiempo que las YPG sean eliminadas”.
Mientras, Estados Unidos mantiene su respaldo a las SFD, con al menos 2.000 soldados sobre el terreno y una mayor presencia en el terreno. La Administración de Joe Biden ha intentado mediar entre las FDS y Ankara para poner fin a los combates, y llegó a anunciar la firma de dos altos el fuego en diciembre, que colapsaron enseguida.
Por su parte, la milicia islamista Hayat Tahrir al Sham (HTS), que controla el Gobierno provisional en Damasco, no ha tomado partido por ninguno de los dos bandos sobre el terreno, aunque mantienen buenas relaciones con Turquía.
Incertidumbre respecto a la distribución geográfica del poder en Siria
Los partidos kurdos quieren gozar de autonomía en las regiones donde son mayoría. Sin embargo, las milicias islamistas se muestran reacias a una descentralización profunda. No obstante, no han sido solo los kurdos los que han realizado peticiones de autonomía. Destacados miembros de la minoría religiosa drusa, cuyo bastión se encuentra en el sur del país, en la provincia de Sueida, se han mostrado partidarios del autogobierno.
El pasado 28 de diciembre, una delegación formada por dos diputados del Parlamento turco del partido prokurdo DEM visitó al líder histórico del PKK, Abdulá Ocalan, en la cárcel de la isla de Imrali, en el mar de Mármara. Esta es la primera vez desde 2015 que Ankara permite una visita de políticos kurdos a Ocalan y llega después de que Devlet Bahceli, un líder nacionalista socio de Erdogan, propusiera en octubre recuperar las conversaciones de paz.